ELOGIOS
DEL DÍA 17 DE JUNIO
MARTIROLOGIO
ROMANO
1. Si la lectura tiene lugar dentro de la
Liturgia de las Horas se hace después de la oración conclusiva de Laudes o
cualquiera de las horas menores. El lector comienza inmediatamente por la
mención del día.*
2. Si la
lectura no tiene lugar
dentro de la Liturgia de las Horas, reunida la asamblea, bien en el coro, bien
en capítulo o bien a la mesa, el lector comienza inmediatamente por la mención
del día.*
Los elogios de los santos de cualquier día han de
leerse siempre el día precedente.
* El lector hace la mención del día:
Día 17 de junio.
Lectura de los elogios del día
Los elogios de los santos o beatos indicados con
-*asterisco* se leen solamente en las diócesis o en las familias religiosas a
las que ha sido concedido el culto de ese santo o beato.
Sábado posterior al II Domingo después de Pentecostés.
Memoria del Inmaculado Corazón
de la Bienaventurada Virgen María, la cual, conservando en él la memoria del
cumplimiento de los misterios de la salvación en su Hijo, esperó ardientemente
su realización definitiva en Cristo.
1. Santos
Blasto y Diógenes, mártires
En Roma, en la
vía Salaria Antigua, «ad septem Palumbas», santos Blasto y Diógenes, mártires. († s. inc.)
2. Santos
Isauro, Inocente, Félix, Hérmio, Peregrino y Basilio, mártires
En Apolonia, de
Macedonia, santos Isauro, Inocente, Félix, Hérmio, Peregrino y Basilio,
mártires. († s. inc.)
3. Santos
Nicandro y Marciano, mártires
En Silistra, en
Mesia, santos mártires Nicandro y Marciano, que, siendo soldados, rechazaron
hacer ofrenda y sacrificar a los dioses, y por ello fueron condenados a la pena
capital por el prefecto Máximo, en la persecución desencadenada bajo el
emperador Diocleciano. († c. 297)
4. San
Antidio de Besançon, obispo y mártir
En Besançon, en
la Galia Lugdunense, san Antidio, obispo y mártir, que fue condenado a muerte,
según la tradición, por Croco, rey de los vándalos. († c. 411)
5. San
Hipacio, abad
En Bitinia, san
Hipacio, hegúmeno del monasterio de los Rufinos, el cual, con una vida austera
y duros ayunos, enseñó a sus discípulos la perfecta obediencia a la observancia
monástica, y a los seglares el verdadero temor de Dios. († 446)
6. * San
Herveo, eremita
En Bretaña Menor,
san Herveo, eremita, que, según la tradición, ciego desde su nacimiento,
cantaba con gozo las maravillas del paraíso. (†
s. VI)
7. San
Avito de Orleans, abad
En Orleans, en
la Galia, san Avito, abad. († c. 530)
8. San
Rainerio, peregrino
En Pisa, en la
Toscana, san Rainerio o Raniero, pobre y peregrino por Cristo. († 1160)
9. * Santa
Teresa de Portugal, monja
En Lorvâo, en
Portugal, santa Teresa, reina de León y madre de tres hijos, que, después de la
muerte de su esposo, abrazó la vida regular en un monasterio fundado por ella
misma, bajo la disciplina cisterciense. († 1250)
10. * Beato
Pedro Gambacorta, fundador
En Venecia,
beato Pedro Gambacorta, fundador de la Orden de Eremitas de San Jerónimo, cuyos
primeros religiosos fueron antiguos ladrones que él mismo había convertido. († 1435)
11. * Beato
Pablo Buralo, religioso y obispo
En Nápoles, de
la Campania, beato Pablo Buralo, de la Orden de Clérigos Regulares (Teatinos),
primero obispo de Piacenza y después de Nápoles, que se entregó de lleno a
renovar la disciplina de la Iglesia y a fortificar en la fe a la grey a él
confiada. († 1578)
12. * Beato
Felipe Papon, presbítero y mártir
En el litoral
de Francia, en una nave anclada frente al puerto de Rochefort, beato Felipe
Papon, presbítero de Autun y mártir, que, siendo párroco, durante la Revolución
Francesa fue encarcelado por su condición de sacerdote y, después de haber dado
la absolución a otro cautivo moribundo, también expiró él. († 1794)
13. San
Pedro Da, mártir
En el lugar de
Qua Linh, en Tonkín, san Pedro Da, mártir, el cual, de oficio carpintero y
sacristán, tras ser sometido a muchos y crueles tormentos en tiempo del
emperador Tu Duc, permaneció firme en la profesión de su fe, por lo que
finalmente fue arrojado a las llamas. († 1862)
14. Beato
José María Cassant, religioso presbítero
En Toulouse,
Francia, beato José María Cassant, monje trapense y presbítero. († 1903)
El lector concluye diciendo:
Es preciosa a los
ojos del Señor.
R. La muerte de sus santos.
Si la lectura se hace en una hora menor
se concluye ahora diciendo “Bendigamos al Señor” y su respuesta acostumbrada o
con la conclusión que se encuentra más adelante.
Si la lectura se hace en Laudes o fuera
de la Liturgia de las Horas se continúa como se recoge a continuación.
Lectura breve
Sab 18, 1-3
Para sus fieles brillaba una espléndida luz; los
egipcios que oían su voz, pero sin distinguir su figura, los felicitaban por no
haber padecido como ellos. Les daban las gracias porque no se vengaban de los
agravios recibidos y les pedían perdón por su conducta hostil. En lugar de esto
les diste una columna de fuego como guía para un viaje desconocido, y como sol
inofensivo para su gloriosa marcha.
Palabra de Dios.
R. Te
alabamos, Señor
Oración
V. Santa
María y todos los santos intercedan por nosotros ante el Señor, para que
obtengamos de él ayuda y salvación.
Por Jesucristo,
nuestro Señor.
R. Amén.
Conclusión
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Por la
misericordia de Dios las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.
R. Amén.
V. Podéis
ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.
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